Cautelosamente me siento al borde de un puente sobre un rio reconocido. Son las 11:50 P.M. y aun pienso en ese momento en el cual deje de existir para ti. Alzo la mirada al cielo contemplando la inmensa luna alumbrando lo que será mi próxima morada. Pensando si ella llegara a mi rescate o continuare al otro lado solitariamente. Sorbo ron barato que llevo conmigo y que me ha acompañado en estos últimos días, mi único aliento. Miro a mi izquierda, nada, a la derecha, sigue igual. Los momentos felices que estuvimos o mejor dicho pensé que tuvimos arropan mi mente. Ya no estás aquí y nunca lo has estado.
Imploro a ese dios por tu amor, pero nunc